Viuamus, mea Lesbia, atque amemus,
rumoresque senum seueriorum
omnes unius aestimemus assis.
Soles occidere et redire possunt:
nobis, cum semel occidit breuis lux,
nox est perpetua una dormienda.
Da mi basia mille, deinde centum,
dein mille altera, dein secunda centum,
deinde usque altera mille, deinde centum.
Dein, cum milia multa fecerimus,
conturbabimus illa, ne sciamus,
aut nequis malus inuidere possit,
cum tantum sciat esse basiorum.
rumoresque senum seueriorum
omnes unius aestimemus assis.
Soles occidere et redire possunt:
nobis, cum semel occidit breuis lux,
nox est perpetua una dormienda.
Da mi basia mille, deinde centum,
dein mille altera, dein secunda centum,
deinde usque altera mille, deinde centum.
Dein, cum milia multa fecerimus,
conturbabimus illa, ne sciamus,
aut nequis malus inuidere possit,
cum tantum sciat esse basiorum.
CAYO VALERIO CATULO, NACIDO EN VERONA Y ARISTÓCRATA, en fecha incierta (87 al 54 AC), representa una poesía
incisiva, melancólica y, fundamentalmente amorosa, centrada en la figura de
LESBIA, su amada real, que yo, que soy de “ciencias”, no sé si habría alguna
relación con la isla y con la escuela de SAFO de Lesbos. No me importa lo más
mínimo . Personalmente me centro en la Mitología: en LAS BODAS
DE TETIS Y PELEO.
Nuestro gran paladín de la poesía,
MISÁNTROPO, nos ha recordado la obra de CATULO y yo paso a reproducir su gran
trabajo.
Vivamos, Lesbia Mía, y amemos,
y las madedicencias de los viejos severos
pensemos que no valen un ardite.
Los astros pueden morir y volver;
pero nosotros, una vez que muera nuestra luz,
deberemos dormir una última noche perpetua.
Dame mil besos, luego cien mil;
luego otros mil, luego otros cien mil;
luego hasta otros mil, luego cien mil.
Después, hechos ya muchísimos miles, confundánomos, para que no lo sepamos nosotros, ni ningún malvado pueda mirarnos con malos ojos, cuando sepa cuántos besos nos dimos.
Me preguntas cuántos besos tuyos, Lesbia, me serían más que suficientes, cuan gran el número de arena de Libia yace en Cirene, de Laserpicio plena, entre el oráculo del ardiente Júpiter y el túmulo del anciano Bato; o cuantos astros, al callar la noche, ven los amores ocultos de los hombres;
sólo esos besos satisfarán a Catulo el loco más que suficientemente, que ni contarlos podrán los curiosos ni con sus malas lenguas hechizarlos.
CATULO
PD: Me encanta el erotismo, me mantiene vivo con esa ensoñación ficticia y ,normalmente realizable de la manera más sencilla y más poética: Un simple contacto con tu pareja, susurrándole al oído un poema cotidiano mientras derramas tu aliento vital como una brisa que te habla; que te refresca o calienta, con el contacto corporal más placentero.